Los peligros de la obediencia (o Milgram en tu empresa)

En los años 60, el psicólogo social Stanley Milgram realizó un experimento con el auspicio de la Universidad de Yale. Buscaban voluntarios que quisieran participar en una experiencia que, mencionaba, era para probar la ayuda de los castigos en fortalecer la memoria. Esto era un ardid para el experimento real que estaba oculto: hasta qué nivel podía una persona obedecer temas no éticos y reñidos a sus valores, sólo porque alguien con autoridad se lo pedía. 

El tema en cuestión era aplicar electricidad a otra persona de manera creciente ante respuestas erróneas, hasta el nivel de poder provocar heridas irreversibles o la muerte. 

Las descargas eléctricas no existían y era sólo un actor que fingía dolor para poner en situación al voluntario (sin que éste supiera que era una ficción). 

Increíblemente más del 60% de los participantes llegaron a dar descargas por niveles tales que, de ser reales, hubieran significado la muerte del otro participante (el que debía memorizar las respuestas correctas). El experimento se repitió en otros ámbitos y dió porcentajes similares.

Si bien en las organizaciones es sumamente extraño que alguien pida encargos de este tipo, sí funciona la autoridad y muchas veces las personas (no importa si son directivos, empleados o terceros) actúan cumpliendo una pedido u orden de manera casi ciega.

Pensemos la importancia de alinear a los líderes (o los que sólo podemos llamarlos jefes, pero que detentan un nivel de autoridad)  y que estos posean una ética común a la entidad. Su apartamiento puede generar no sólo el efecto en su persona, sino en cascada por los que dependen y confían en ella. Si esa persona baja un pedido, puede que muchos lo sigan aunque vaya en contra de la organización (y de sus valores personales). Y la explicación será: °me lo pidió XX, él es mi jefe°.

Pensemos también en la importancia de que las personas puedan sentir la libertad de tener su criterio y cuenten con canales para plantear situaciones anómalas, dudas o algo que le haga ruido con su conciencia.

Un efectivo programa de compliance debe permitir generar una ética común y compartida, y que cada participante conozca los valores comunes que se persiguen.

En el video cuyo link adjuntamos al final podemos ver una recreación del experimento en la película “I como Icaro” (que además recomendamos verla entera).

En Crearis Latam podemos ayudarte a fortalecer la cultura de tu organización y brindarte herramientas activas para gestionarla y que permitan sumar a todo el equipo.


Link al video: https://www.youtube.com/watch?v=S_TfGJzCOUQ

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.