En el mundo de la estrategia militar, la Línea Maginot se erige como un monumento a la planificación defensiva (y a los errores que se pueden cometer). Una imponente red de fortificaciones construida por Francia para protegerse de futuras invasiones. En teoría, una muralla infranqueable. En la práctica, la historia nos demostró que la estrategia evoluciona y las "amenazas" encuentran caminos inesperados. Grandes cantidades de dinero invertidas, toneladas de concreto y personal inmovilizado tras sus murallas. Pero había sido concebida en base a la historia y no tuvo en cuenta los cambios. Su utilidad fue nula.
¿Les suena familiar? A menudo, en el ámbito de la Gobernanza, Riesgos y Cumplimiento (GRC), Ciberseguridad y Data Privacy, las organizaciones construyen sus propias "Líneas Maginot": estructuras de control tan pesadas y rígidas que, aunque bienintencionadas, terminan por obstaculizar la agilidad y la capacidad de adaptación.
Pensemos en esos procesos de aprobación interminables, en las políticas tan detalladas que nadie lee (y mucho menos aplica), o en las herramientas de seguridad tan complejas que generan más fricción que protección real. Al igual que la Línea Maginot se enfocó en una amenaza específica (una invasión frontal), estas estructuras a veces se centran en un riesgo particular, volviéndose ciegas a las nuevas y cambiantes dinámicas del entorno empresarial y las ciberamenazas.
¿El resultado?
📌Falsa sensación de seguridad: Creemos estar protegidos por la robustez de nuestros controles, pero la verdadera vulnerabilidad puede estar en los flancos, en las áreas no consideradas.
📌Parálisis operativa: La burocracia excesiva sofoca la innovación y la capacidad de respuesta ante nuevas oportunidades o desafíos.
📌Resistencia al cambio: Intentar actualizar o adaptar controles rígidos se convierte en una tarea titánica, dejando a la organización rezagada.
📌Desconexión con la realidad: Los equipos pueden percibir los controles como un mero trámite, perdiendo de vista su propósito fundamental.
En Crearis Latam, entendemos que la clave no está en construir fortalezas inexpugnables, sino en diseñar estructuras de control ágiles, adaptables y verdaderamente integradas. Controles que, como una defensa moderna y flexible, se ajusten al panorama dinámico de riesgos y permitan a la organización operar con confianza y eficiencia.
¿Tu organización está construyendo una Línea Maginot de controles? ¿O está fomentando una cultura de gestión de riesgos proactiva y adaptable?
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